Eva y el Roscón Infértil

Queridas amigas y luchadoras:

Prometí que iba a escribir más y aquí vuelvo a la carga para contaros de nuevo mis desventuras. Seré breve, que no quiero aburriros.

El viernes estuve de nuevo en la consulta de mi gine, últimamente llamado Suchard, Maxibón de chocolate cookies e incluso rebujito, pobrecito mío. Me acompañaron mi marido y mi sobri, porque en Navidades solemos estar de niñeras, y no es cuestión de dejarse al bichito sola en casa. Mi pequeña preadolescente de 13 años, lleva desde que entré en la clínica deseando acompañarme para, según ella, darme ánimos. Sinceramente, es para comérsela.

Así que allí que me planté, con toda la parentela a cuestas. Mi gine que me vio, estaría tentado de echarme por la puerta tal y como entré, pero le pudo su buen talante y hasta pareció contento con la multitudinaria visita. Tocaba control ecográfico, para ver si el folículo impertinente había desaparecido de manera milagrosa. Yo, en mi fuero interno, tenía muy claro que ese tipo de hechicería, magia o milagro de Lourdes no me iba a pasar a mí, porque si una cosa he aprendido en este tiempo, es que todo aquello que pueda ser susceptible de salir mal, por mínima que sea la probabilidad estadística, me saldrá rematadamente peor. No, chicas, no juguéis a medias conmigo a la lotería, porque seguro que no os toca ni el reintegro.

Al ecógrafo, pasé con mi marido mientras mi sobrina me esperaba en la consulta, que mi niña, a parte de prudente y discreta, es un poquito cagadilla y aprensiva. Maxibón me tendió la toallita, esta vez extra grande… y después de despelotarme y envolverme en ella, salí con el mismo glamour que debió de mostrar Ana Bolena camino del patíbulo.

Mi gine estaba por darle emoción al momento, porque empezó por el ovario izquierdo y… ¡Oh, milagro! Allí no había ningún folículo travieso como la semana anterior. Podría haber empezado a ilusionarme, si no me precediera mi largo y dilatado historial de cancelaciones. Miró entonces el ovario derecho y… ¡Oh, la la…! ¡Ahí estaba el pillín! Igualito que el viernes pasado, en 16 preciosos milímetros ¿Cómo pueden dos folículos crecer 15 y 16 mílimetros respectivamente, con anticonceptivos, y que a la semana siguiente uno desaparezca y el otro no? No lo sé, ni lo he preguntado y si os digo la verdad, tampoco lo quiero saber, porque la respuesta seguro que tiene mucho que ver conmigo y mi maravillosa habilidad para complicarme la vida. Sigo sintiéndome como la Bridget Jones de la infertilidad.

Mi ginecólogo me dijo que dejara los anticonceptivos. Así que ahora estoy esperando a que me baje la regla, para volver a tomarlos a día dos del nuevo ciclo. El día 20 de enero me ve de nuevo, si la regla no se me atrasa (esto lo digo, porque si no os lo advierto seguro que me baja tarde. Es por pura precaución Murphiniana). Esperemos que el día 20 no haya folículos estorbando y podamos pinchar el Decapeptyl trimestral.

A todo esto y como os dije que lo mismo reconvertía este espacio en un blog de cocina, os cuento que ayer estuve todo el día con las manos en la masa. Hice un roscón de Reyes Infértil, porque en una conversación con mi marido, surgió la idea y me dijo que no tenía ovarios… Y una tiene su amor propio. La receta, la tradicional… Aún no me ha dado por cambiar la ralladura de limón por la cúrcuma con piperina, pero le he hecho una decoración especial. La fruta escarchada ha sido mi aliada para intentar recrear un óvulo con su núcleo y los espermatozoides llegando a él para fecundarlo. Aquí os dejo una foto, aunque creo que no se aprecia muy bien.

Esta mañana, lo he rellenado de nata y le he colocado la sorpresita. Mi marido y yo estuvimos haciendo brainstorming sobre qué sorpresa debía tener el roscón de Reyes de una infértil, y llegamos a la conclusión de que la mejor en mi caso era una cuna con bebé incluido. Así que mariduchi se vino arriba y se ofreció para hacerlo él en su impresora 3D.

Luego, llegó el momento de pensar en el haba. No tengo habas secas y quería poner algo representativo… y maridín, que otra cosa no, pero la imaginación la tiene muy fértil, pensó que lo mejor para sustituir al haba era una mini compresa. Y ya que estaba puesto en la faena, se ofreció a diseñarla él e imprimirla también. Y antes de que me diera tiempo a pensarlo mucho, me viene con ella en la mano y me suelta: ¡Niquelá!

Y quién le iba a decir nada con esa cara de satisfacción por el trabajo bien hecho que me puso… Porque reconozco que, aunque al principio me hizo gracia, cada vez me daba más mal rollo, entre otras cosas porque estaba segura de que la compresa me iba a tocar a mí. Así que tengo claro que la solución es hacer trampas. Porque a ver… es mi roscón, me lo he currado yo y… ¿Quién ha guardado la sorpresitaaa…? Como comprenderéis no voy a permitir que me toque la indeseable, que ya me va a tocar la de verdad dentro de dos días y no quiero deprimirme más de lo que estoy. El trozo con la cuna, para mí. Y la compresita creo que se la voy a dejar a mi sobri, que todavía no le ha bajado y le hace más ilusión seguro.

Espero que los Reyes Magos cumplan vuestros sueños y que la magia de este día dure todo el año para mi #Infertilpandy. He vuelto a reenviarles la carta que les escribí el año pasado y espero que esta vez me hagan caso por fin.

Un abrazo muy grande, mis niñas. Gracias por animarme y estar a mi lado a cada paso. Os quiero muchísimo 💗💗🤗🤗😘😘

PD: Os dejo que me espera mi desayuno ¿Os guardo un trocito o a vosotras también os acojona que os toque el haba?

PD2: Este año no sé si me comeré un rosco, pero éste va a caer enterito 😋😋